Se centran en la capacidad de los niños para recordar las posiciones de las cartas o los elementos ocultos, ayudándoles a desarrollar la memoria y la concentración.
Estos juegos animan a los niños a buscar y encontrar objetos o información, desarrollando su capacidad de observación y de resolución de problemas.
Estos juegos ponen a prueba la coordinación mano-ojo y la motricidad fina de los niños, como el equilibrio, el lanzamiento y la manipulación de objetos.
Los juegos de mesa estimulan el espíritu competitivo de los niños, al tiempo que les enseñan el juego limpio, la gestión del tiempo y la conciencia espacial.